"Lo que necesitamos son libros que hagan en nosotros el efecto de una
desgracia, que nos duelan profundamente como la muerte de una persona a quien
hubiésemos amado más que a nosotros mismos, como si fuésemos arrojados a los
bosques, lejos de los hombres, como un suicidio;
un libro tiene que ser el hacha
para el mar congelado que llevamos dentro
."

Franz Kafka


domingo, 20 de abril de 2008

El ardor que me hizo recordar algo

Aunque no puedo decir que he vivido momentos difíciles en este viaje siento que hay al menos algunos temores que he empezado a sentir y que me han hecho reparar en cuestiones fundamentales que nos importan a todos. En este viaje he querido conseguir un poco más de dinero, en principio, para costear algunos placeres propios de los jóvenes que quieren conocer un poco más de Europa y que tienen algunas facilidades para hacerlo. En estos momentos sin embargo, el conseguir ese dinero se ha vuelto un poco más que una necesidad. Tuve la oportunidad de hacer unas prácticas en la embajada peruana en Berlín y la verdad es que fue algo que no me costó mucho, a lo mucho un par de llamadas y un correo electrónico con mi CV. Luego obtuve esa práctica que es muy bien vista en esta parte del mundo y pude añadir a mi CV una experiencia irrepetible. Puedo decir, con cierto temor de sonar a sobrado, que ya en Lima había conseguido prácticas en los mejores estudios de abogados con relativa facilidad. Al principio no supe valorar lo que había “conseguido” y de eso se encargaron mis jefes de hacérmelo notar, más o menos a tiempo y con bastante tino. Luego de la lección aprendida valoré cada plaza que se me confiaba y creo haberme desempeñado con responsabilidad y mucho sentido de compromiso.

Hace varias semanas ando buscando trabajo en lo que sea. Y “lo que sea” tiene por supuesto algunos reparos, pero son tan pocos que el adjetivo calza a la perfección y demuestra esa vehemencia con la que uno abraza la idea de obtener ingresos de forma desesperada. Por supuesto no estoy buscando prácticas en algún estudio de abogados porque eso resulta muy poco probable y es algo que se debe gestionar con mucha anticipación. Por el momento sueño con ser mesero, cocinero o tal vez la persona que atiende con un sonrisa a los clientes desde la barra de algún bar o discoteca. He marcado miles de teléfonos pero todos me dicen que buscan a alguien con esa experiencia que no aparece por ninguna parte de mi CV. Mi novia me mira y no puede creer que me resulte tan difícil conseguir una chamba. Yo me quedo mudo ante esos ojos verdes infinitos y me muero lentamente de lo que probablemente sea conocido como el primer caso de frustración crónica e irreversible. Sin embargo no pierdo las ganas y eso se debe en parte a que todos funcionamos altamente motivados cuando la necesidad toca a nuestras puertas todos los días. Lo que sucede es que me han venido unos dolores que ya no tolero más. Son ardores insufribles en la boca del estómago, lo cual me hace pensar que tengo gastritis. Ya he ido dos veces al doctor y la cuenta es de cómo 100 euros. Por esa razón he decidido comprarme un seguro y claro, tengo la suerte de pertenecer a ese minúsculo grupo de peruanos que pueden recibir dinero de sus padres ante tales casos, lo cual es un alivio injusto.

Quiero conseguir el empleo porque me gustaría devolver ese dinero y sentirme un poco responsable haciendo un esfuerzo que está a mi alcance. La pregunta es, por otro lado, ¿cuántas personas viven en mi país y en el mundo con escazas posibilidades de arreglárselas por sí solos consiguiendo un seguro eficaz en el mercado? Pues ciertamente poquísimos. ¿Y en todo caso, qué tan libre puede ser uno en esa situación? ¿Cuántas vidas se viven en estos momentos con el pecho al descubierto? Pues al menos un número lo suficientemente incalculable y dramático como para hacerle a uno pensar que la salud no puede convertirse en un derecho cuya satisfacción sea relativa y dependiente de las capacidades económicas de cada ser humano. Ni tampoco es admisible creer que el estado no tenga el deber de satisfacer ese interés hoy mismo. No existe libertad sin salud. Tal vez sea realmente ilusorio lo que exista sin ella al fin y al cabo. Somos en principio, totalmente dependientes de nuestro cuerpo y nuestra capacidad para desarrollarnos en la vida depende de la tutela de ese derecho. En fin, éstas son solo frases incapaces de describir la angustia y el drama que muchos padecen y que por algún medio de comunicación muchos de nosotros alguna vez hemos oído. Pero si de algo al menos me ha servido este viaje es que me ha enseñado a valorar eso que muchos damos por sentado en nuestras vidas privilegiadas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He conocido a muchos o algunos edward dyers en lo que va de mi vida universitaria.
Podría decir que senti su ausencia cuando cumpli cuando el calendario dio una vuelta más y yo me ví con 23 años a cuesta y la casa llena de amigos nuevos y viejos, como la ley de La Aldea manda (en la sección 32 que sólo algunos conocen).
Podría decir también que antes cuando se mencionaba al Padrino, la única imagen que acompañaba ese film era la de mi padre (con quien vi la pelicula unas 13 veces y desde antes de tener uso de razón, que aun no tengo). Ahora tambien aparece el rostro y voz del autor de este blog, diciendome que hay cosas que se deben tratar, digamos con más tino. Ello acompañado de una suerte de indicación a volver a ver la pelicula nominada (no he visto ni una sola vez la pelicual, ni con Dyer, ni luego de derivada su indiación).

De todos los Dyers que he conocido, puede nombrar raudamente al primer Dyer, de ficción y por comentarios: un pata educado que maneja una camionta Ford, o un auto Volvo o una sedan -no recuerdo si nissan o toyota-; quien además vive en La rinconada del Lago: medio lago le pertenece y le dicen la rinconada pues su propiedad ha arrinconado a la de los demás.
Aquello no era cierto. No tanto al menos.
Luego de aquella descripción sobredimensionada, realizada por un amigo en común (quien es feo como pegarle al padre), vino el primer apretón de manos con Dyer.
A la sazón aquel dia manejaba un Volvo, y ciertamente era un caballero: no le oí decir lisura alguna en poco más de una hora, amén que yo solté algunas y nuestro amigo en común es un coprolálico feroz.

Luego conocí un Dyer que se animó a compartir una candidatura a la representación estudiantil conmigo, en sus primeros coqueteos con La VANGUARDIA, y en mis pininos en política estudiantil... Recuerdo que publicitamos en los volantes al Brigadier Dyer (de la SS)...
Luego de ello, compartimos aulas en contadas ocasiones.
Encontre una persona de una amabilidad que sino fuera por ser quien es, cualquiera le hubiese tomado por un "fiest fiesta pluma pluma gay"... Me explico con rigor y con la gracia del pedagogo todo el curso de Sociedades: tuvimos exito, pues pude dar cuenta de un buen examen y aprobé aquella materia en buena cuenta gracias a él...
En aquellos días, confieso esto: mi cariño y respeto por Dyer menguaron. Sin duda le quería, era mi hermano y le quería, y por ello mismo me sentía defraudado, sentía que me debía algo que no me debía..
Odiaba verlo enfocar las cosas como un mercader, me molestaba debatir con el sobre el mercado, la asignación de recursos, la responsabilidad de la gente de tomar sus propias decisiones en un escenario como el peruano... Me ponia iracundo de verlo con sus tremendas ojeras, su amague de barba mal afeitada, asi como su cabello cano y mal cortado (por él mismo)...
Yo sabía que sufria de algo: la vida del practicante explotado por el buen estudio de abogados...

Un buen día, dejo de ser un law and economics boy..., conversamos, y de allí en adelante trabajamos juntos por aproximadamente un año.
COnfieso: aprendi mucho.

AL partir, sentí que un cuadro (ese es el termino) un cuadro valioso de la VANGUARDIA y del país partía...

Ahora sé que, pesé no pensar igual, pensamos lo mismo.
Estoy seguro que haremos muchas cosas, y bueno...

no quiero alargar esta peyorata, pero si decir que esperamos su retorno con ansías...
y que todo saldrá bien!

vanguardistamente,
o hasta la victoria siempre, como ya debes estar,

tu hermano de entonces y de todavía,

m.

Anónimo dijo...

ps.- just keep going!

tu padre.