"Lo que necesitamos son libros que hagan en nosotros el efecto de una
desgracia, que nos duelan profundamente como la muerte de una persona a quien
hubiésemos amado más que a nosotros mismos, como si fuésemos arrojados a los
bosques, lejos de los hombres, como un suicidio;
un libro tiene que ser el hacha
para el mar congelado que llevamos dentro
."

Franz Kafka


miércoles, 26 de marzo de 2008

Advertencia a mí mismo

He empezado esta obra solo, como se empiezan todas las cosas en esta vida. Y aunque por el momento la única certeza que me acompaña es saber que el camino es incierto y que el norte de hoy podría ser el sur de mañana -lo que es propio en los escenarios de la juventud-, me invade una seguridad inquietante al reconocer que llevo en mis piernas la brújula de la libertad.
Reconocer la fragilidad de esa brújula es una necesidad antes que un deber. Hay quienes lamentan nunca haber llegado a su destino, cuando lo irónico resulta constatar en el ocaso de su historia, que nunca pudieron siquiera trazarse un punto de llegada -ahora imposible-. Pero si de algo tengo miedo esta noche es de convertirme en uno de aquellos que afirman, sentados sobre la silla letárgica de la rutina, estar andando más firmes que nunca sobre su propio camino.
Confío en que estas líneas me aparten de esa suerte.

1 comentario:

Jorgesp dijo...

Si el letargo y la costumbre hacen presa de tu vida, definitivamente no tienes una vida que valga la pena ser defendida ni una flama que valga la pena ser avivada, el miedo lo comparten muchos y lo combaten pocos, a la larga aquellos que tuvieron el coraje de enfrentarsele, seran aquellos que puedan mirarse viejos al espejo y saber que de lo unico de lo que se arrepienten es de no seguir viviendo, porque cada dia siguieron sus sueños.