"Lo que necesitamos son libros que hagan en nosotros el efecto de una
desgracia, que nos duelan profundamente como la muerte de una persona a quien
hubiésemos amado más que a nosotros mismos, como si fuésemos arrojados a los
bosques, lejos de los hombres, como un suicidio;
un libro tiene que ser el hacha
para el mar congelado que llevamos dentro
."

Franz Kafka


martes, 23 de junio de 2009

Perder la inhibición sin voluntad es casi mágico. Sentir cómo la risa brota, cómo el tiempo se vuelve más lento o cómo todo adquiere vertiginosidad al mismo tiempo lo hace a uno desear que el orgasmo incontenible -pero lejano al mismo tiempo- nunca llegue a cometerse.

Dos amigos en la mesa, uno viejo y otro que se va haciendo en medio de la conversación. Los cigarros decoran la cantina y las cervezas son como notas musicales que acompañan la textura de las canciones que nos tejen los ojos achinados.

Todo se vuelve un éxtasis y sin embargo permanecemos sentados, conversando de Galeano, de Fukuyama, de la libre competencia y por supuesto de las tetas de F. y el derriere de CC. ¿Por qué demonios escribir "culo" a esta hora de la noche me resulta tan ofensivo con tantas chelas encima?, No lo sé, pero necesito otras Pilsen para averiguarlo.

El recuerdo de C. me invadió en plena ceremonia pagana. En medio de tantos dioses me tuvo que venir el recuerdo de su rostro engreído, de su pose de niña inmadura y por ratos faltosa. Al menos ya no me quedan más dudas, estoy cediendo ante la idea de lo que "quiero que sea", una mera idealización; pues me queda claro que ella sola por ella misma no me quitaría ni dos minutos de sueño. Al menos no hoy.

Tomar con mi amigo de toda la vida me ha puesto de tan buen humor que me tomo el trabajo de retar al sueño en plena madrugada. Salud por ti Cominges! Ha sido una gran noche!

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